Historia del ''Tir i Arrossegament'' (deporte rural y ecuestre de los territorios valencianos)

 EL ‘’TIR I ARROSSEGAMENT’’ EN TIERRAS VALENCIANAS,

PASADO Y PRESENTE



En el siguiente articulo voy a hacer una reconstrucción de la historia del ‘’Tir i Arrossegament’’ o competiciones de tiro ecuestres típicas de las tierras valencianas. Mis investigaciones son un compendio de datos sacados de entrevistas e informaciones extraídas de libros y artículos sobre el mundo del caballo en la Comunidad Valenciana. La problemática en estos temas, es la dificultad de conocer y ordenar toda la información acumulada durante años, ya que estas prácticas son transmitidas oralmente por generaciones y casi olvidadas como consecuencia de la mecanización del campo desde mediados del siglo pasado. Actualmente, hay constancia que se practican concursos de arrastre en Estados Unidos, Francia, Países Bajos, Rumania, Portugal, Italia y algunos otros que practican e impulsan la tracción animal en la agricultura y trabajos forestales. Los deportes ecuestres rurales en si no están ubicados en el tiempo por no ser competiciones de nobles. Estos concursos nacen de la competencia entre trabajadores para ver qué animal era mejor, en estos casos caballos o bueyes. Este artículo quiere dar una historia solida a esta costumbre rural para que perdure en el tiempo para generaciones futuras.


Sin más, pasamos al tema principal de este artículo, la modalidad valenciana, la cual tiene unas características que la hacen única y peculiar en su entorno.

Nos trasladamos a principios del siglo XIX en la huerta de Valencia. Los trabajos agrícolas se hacen con carros pesados y caballos de tiro, bajados del norte del país, de raza hispano-bretona, burguete o pamplonesa. Las tierras de arroz, como tantos otros tipos de tierra, se divide en dos grandes grupos de trabajo: preparación/siembra y siega/trilla. Estos trabajos necesitaban animales con cascos grandes para no hundirse en el fango de los arrozales y gran potencia para trabajar en esas condiciones. En el primer grupo, preparación y siembra, se empieza con los trabajos de vertedera ‘’xeruga’’ con combinaciones de uno con vertedera y timones o dos o tres caballos con vertedera de ruedas dependiendo del tamaño del campo. Después de esta preparación, se entra con la pala y la reja de cuchillos ‘’entauladora de gavinet’’ para nivelar el campo antes del total embasado, para la posterior plantación del arroz. El segundo grupo, siega y trilla, podemos intuir las primeras muestras de pruebas de fuerza por la peculiaridad de los trabajos y los aperos utilizados para ello. Tanto en la plantación como en la siega se utilizaba una especie de barco para que flotara o arrastrara por encima del fango según el peso. Aquí podría surgir junto con el arrastre de barcas en la costa la modalidad del ‘’tiraset’’ que hablaremos más tarde de ello. Al segar se formaban garbas de arroz, a las cuales antes de cargarlas se les cortaba la parte de raiz que no servía y se trasladaba la espiga. El traslado en el campo era des del  barco hasta el camino y en carro hasta la era.





La competición como práctica cuotidiana en el campo surge bajo este contexto, donde los caballos para sacar los kilos de arroz  tiraban del pequeño barco y para llegar al carro tenían que subir el escalón que separaba el campo de embalse del camino. Esta práctica era denominada por los labradores y carreteros valencianos por ‘’Profia o profies’’ para describir la acción de desafiarse entre ellos para demostrar que caballo era el más fuerte y mejor preparado para desempeñar este trabajo.
Por otra parte, los carreteros también denominaban ‘’profia’’ a la acción de desafiarse en la playa o orillas del rio cargando arena y alga o en las canteras y obras sacando material (casi siempre en los rejolares). Estos hombres se retaban a ver qué enganche de animales era el más fuerte, compenetrado y bien domado de la zona. Hay que destacar que en estos trabajos los enganches eran de tres y cuatro animales con carros de gran envergadura preparados para aguantar un tonelaje que oscilaba entre 1500 y 3000 kg, aunque existían carros más grandes. Esta práctica seria la antecesora del ‘’ tir i arrossegament’’ aunque solo las modalidades de tiro con carro en pista de arena y tiro de barco o ‘’barquet’’ en pista dura.

Las siguientes modalidades surgen de las practicas del día a día de nuestros carreteros: el tiro a gato o ‘’tir a gat’’ aparece representado cuando los carros llegaban a las casa cargados con mucho tonelaje. La operación era la siguiente, los carros tenían que dar marcha atrás subiendo la acera sin quitar el caballo de varas. Por la parte de detrás de las maderas que sostenían el eje solían ponerse dos argollas donde se enganchaba el segundo caballo. La imagen seria, un caballo arriba de la acera tirando para subir el carro y otro enganchado reculando hacía atrás, pero en algún momento los caballos se tensaban o el propio carretero lo hacía tensar. 

La siguiente modalidad es la de tiro a pilón o ‘’tir a piló’’ o en parado, tiene varias vertientes porque se puede hacer en el carro, falcando las ruedas, o con los tiros. Y el origen de la última modalidad es el más incierto aunque nos podemos imaginar cómo surgen estas prácticas al intentar sacar un carro encallado en la arena o fango y no tener bastante tracción animal para sacarlo, es donde se origina el tiro en parado.

En todas estas prácticas cuotidianas se juntaban varios hombres para adelantar trabajo y  es aquí donde surgían las rivalidades para ver quien tenía los mejores caballos. En esta época, la diversión y competición era cosa de burgueses y nobles con dinero que gastar. La gente del campo buscaba prácticas para aliviar las largas jornadas de trabajo duro bajo el sol o la lluvia, ganar unos cuantos duros, animarse y poder lucir sus animales. En estas épocas surgen caballos como ‘’ l’Haqueta d’Albal’’, la ‘’Leona’’ o la ‘’egua de Dominguet de Camps’’ que pasarían a la historia por sus grandes cualidades.

Vamos avanzando en el tiempo y llegamos a los años 40, cuando empieza la mecanización del campo y donde los tractores desplazan carros y caballos. La crisis de una guerra y la revolución industrial caen sobre un sector donde la gente empieza a abandonar oficios como guarnicioneros, carreros, tratantes, etc. Pero un hombre se propone darle la vuelta a todo organizando un tipo de espectáculo para promocionar sus caballos y fomentar la compra entre la gente. Este hombre es Ramón Tamarit ‘’El Morrero’’, tratante natural de Meliana, que aprovecha los jueves de mercado ganadero en el viejo cauce del rio Turia para probar sus caballos en las arenas y desafiarse con compradores o vendedores. La práctica adquirió tanta fama que empezó a ponerle un reglamento que se ha ido modernizando desde los años cuarenta hasta nuestros días.

Las primeras competiciones bajo un reglamento serán en la plaza de toros de Castellón (1945) y en Valencia (1946-47) de manos del Sindicato de Ganaderos, agricultores en Castellón de la Plana y Ramón Tamarit ‘’El Morrero’’ en Valencia.

Con todos estos hechos, podemos confirmar que aquella ancestral practica llamada ‘’Profia’’, celebrada en los campos, evolucionó a las competiciones de caballos de tiro, finalmente ‘’tir i arrossegament’’ en un lugar determinado con gradas y mucha expectación donde se estableció una pista, arbitro, normas, etc.

Las competiciones se desarrollan sobre una pista de arena de 50 o 60 m de longitud por 3m de ancho, estando en ellas totalmente prohibido el maltrato al animal. La prueba  reina, carro con caballo, consiste en recorrer la pista en el menor tiempo posible, teniendo en cuenta que durante el trayecto deben marcarse tres paradas obligatorias convenientemente señalizadas. Para favorecer la competitividad y las oportunidades de ganar, las caballerías se distribuyen en varias categorías según el peso del animal (0-220 kg; 221-320 kg; 321-420 kg; 421-520 kg; 521-hasta el límite). Aunque no siempre fue así, antiguamente las categorías se distribuían por la largaría de las patas traseras, hecho que ocasionó una búsqueda de animales grandes con las piernas pequeñas para tener mucha fuerza y entrar en categorías más pequeñas. Algunas de las normas eran parar el tiempo cuando algún aparejo se rompía, pesar solo antes de la competición, etc. Normas que según el paso del tiempo se han ido adaptado, haciendo evolucionar este deporte ecuestre, adecuándolo a la vida moderna para que perdure en el tiempo y sea de admirar el trabajo que hacen nuestros carreteros. La Federación de Tiro y Arrastre de la Comunidad Valenciana (FTACV) es la encargada de regular y llevar por el buen camino esta práctica.


La Federación de Tiro y Arrastre de la Comunidad Valenciana nace en 1994 como consecuencia de la formación de muchas asociaciones de carreteros con una firme convicción en proteger toda esta cultura y afición. Antiguamente, los concursos eran organizados por fallas, cooperativas agrícolas o sindicatos y algún ayuntamiento que organizaba el concurso para beneficiarse de la gran fama que  tenían estas competiciones, ofreciendo barra y entrada para los aficionados. Los voluntarios para colaborar en la realización de estos concursos era gente del pueblo que se ofrecía con la condición de tener la entrada gratis.
Lo que se busca en este tipo de concursos es el disfrute junto a los caballos. En las distintas modalidades, la finalidad principal es la compenetración entre caballo - carretero y como este, mediante la voz, va acelerando o tranquilizando al animal para un buen pase (a mayor número animales más bonita y complicada es la faena). En la modalidad de tiro a gato se busca la igualdad o rivalidad de fuerzas entre dos animales, los animales intermitentemente van dando tirones para buscar finalmente un tiro igualado a dos. La modalidad de pilón es parecida, se busca el estilismo del cuerpo del animal en tensión durante segundos durante varios arres, como si tratáramos de buscar la escultura del animal. Las pruebas se realizan en lugares arenosos donde el animal pueda zarpear sin lastimarse y pueda estar cómodo realizando el esfuerzo.
En conclusión, los deportes ecuestres rurales como el ‘’tir i arrossegament’’ no son un invento, las competiciones de caballos surgen desde que el caballo trabaja junto al hombre. Las competiciones se desarrollan con animales con grandes condiciones físicas que facilitan su potencia de fuerza explosiva y velando por su salud porque es el sustento de una familia. Actualmente, son los mismos agricultores (nietos y biznietos de aquellos hombres que porfiaban en los campos) los que compiten porque continúan trabajando el campo con animales. La practica continua siendo un escaparate de compenetración entre humanos y caballos, compromiso y fuerza de la vida rural sobre el avance devastador de la evolución humana, que siempre no es buena. Querría terminar este artículo recordando como homenaje a todos aquellos que lucharon y luchan por la conservación como Vicente González Lizondo y  Cayetano Avia de Catarroja, Vicente Camarasa Galán de Guadassuar, Francisco Colomer de Benifaió, Roberto Corbellà de Silla, Salvador Fornés de Ondara, Vicente Síscar de Pego, Felipe C. de Benissa, Manuel Alegre de Castelló y Francisco Alemany de Moncofa, Carmelo Rodríguez Vila de Albal, Enrique Velarte de Castellar, Héctor Villalba y finalmente, Jesus Mañez como actual presidente de la FTACV y a su junta directiva comprometida con el deporte rural ecuestre y a todos los aficionados que luchan por mantener esta afición, siempre tendran una mano amiga desde ‘’ Quadra Llopis-Ivars ‘Benavent”.

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